domingo, 27 de marzo de 2011

La vida del entrañable Roque Junior y el suceso inesperado

La caminata
Esto es una prueba!!!!

Hace no mucho tiempo, no es necesario ponerse específico con las fechas, aconteció un suceso que podríamos llamar insignificante, por lo menos para la gran mayoría de la población mundial, pero no para todos, hubo alguien quien cambió su vida después de ese hecho en particular. Esta es la historia de ese alguien. Nada más y nada menos que el entrañable Roque Junior.

Transcurrían los primeros tres o cuatros años de los noventa y el grunge quemaba oídos y avivaba neuronas en casi todo el planeta. El mundillo musical de Seattle dictaba las ordenes y hasta bandas como the presidents of united states lograban editar sus discos en estas latitudes, claro que el llamado “uno a uno” o la “fiesta de menemista” contribuían a que estos logros poco loables ocurran, pero ese es otro tema. Roque no escapaba a esta era de distorsión y se dejaba llevar por las músicas de esos héroes con balazos en la cabeza o alguna que otra sobredosis, sumadas a las músicas de los que lograron salir vivos de esa década.

Caminar por las tranquilas calles de su querido pueblo, Roquetown, no era precisamente lo habitual en el perezoso Roque, pero esa mañana así se encontró. A decir verdad, la culpa era de él por haber faltado a clases por un pequeño problema de memoria, ya que se había olvidado la fecha de un examen y no había estudiado nada. Entonces eran las ocho de la mañana y Roque caminaba de regreso a su casa tras un exitoso plan para salvarse de la mala nota. Su casa quedaba relativamente lejos de la escuela a la que asistía, relativamente significa unas veinte cuadras, por lo que la caminata iba a durar un buen rato, lo que era bueno para pensar en cualquier cosa, ya sea en nuevos planes para salvarse de un futuro examen o la solución a todos los problemas que tenia la humanidad en ese momento. Por lo que tomó muy en serio el tema que iba a desarrollar en sus pensamientos durante la caminata. Quizás, con algo de suerte y un poco de ingenio encontraría la solución al hambre o a las guerras o a cómo aprobar si estudiar, en fin.

Los primeros pasos le ayudaron a limpiar la mente de los pocos remordimientos que tenia por haber mentido en la escuela para poder irse. Una vez logrado esto, la faena del libre pensar se encontraba a su merced. Así que tomó todas las fuerzas de sus adolescentemente alborotadas neuronas y comenzó por lo más simple, burdo y rápido que se le vino a la mente. En este caso, una maquina de tele transportación. Luego de pensar por un rato la imposibilidad de lograr ese tipo de descubrimiento o invención, se concentró en cómo había logrado pensar en algo de semejante factura. Entonces llegó a lo que, en su lógica de pensamiento, llamó “pensamiento lógico”. Vemos ahora ese “pensamiento lógico”.

Luego de caminar dos cuadras expuesto a un liviano sol de la mañana temprana, Roque sintió que comenzaba a agobiarse por el calor y el cansancio, por lo que se planteó el único interrogante valido para el momento, ¿cómo llego rápido a mi casa sin cansarme o pagar un taxi o sin tener un auto propio? La respuesta no parecía tan obvia en ese preciso instante, pero la pregunta ya había sembrado la semilla de una idea brillante, tan brillante como irrealizable, pero brillante de todos modos. Lo primero que se le vino a la mente fue que necesitaba algo que sea rápido, muy rápido, pues Roque estaba convencido de que el tiempo que uno se toma en ir de un lugar a otro era una pérdida de tiempo, lamentablemente para él, no se daba cuenta de que eso era lo que estaba haciendo y que estaba logrando, digamos intentando, hacer productivo ese tiempo con lo que dejaría de ser una perdida. Lo segundo que se le apareció fue que sea cómodo, ya que la comodidad era un aditivo muy importante en la vida de Roque, básicamente porque era un cómodo. Luego, surgió la necesidad de que este nuevo medio de transporte sea barato, claramente Roque no disponía de ningún tipo de fondos como para emplearlos en prácticamente nada.

Luego de un par de cuadras, Roque tuvo casi una revelación, había llegado a una única e irrefutable respuesta a sus necesidades, una maquina o dispositivo que lo tele transporte de un lugar a otro. Claro está, que una vez vislumbrada la idea tuvo que dejar de lado el tema del costo debido a que un dispositivo de ese tipo necesitaba años de investigación y materiales que no habían ni han sido inventados aun, pero la sola idea que había pergeñado le generaba una sonrisa engreída en la cara.

Y así fue que su gran idea surgió, pero, como pasa en muchas ocasiones, la gran creación fue descartada por un tema presupuestario. Sin embargo, a los pocos metros después de generar una imagen en su mente de una hoja con la patente del invento y un sello de RECHAZADO bien grande y en rojo, vino a su pensamiento esta enriquecedora premisa del “pensamiento lógico” y como si de un mandato del Buda se tratase, se planteó seguir esa premisa por el resto de sus días, que en realidad puede significar hasta que se olvide del tema, cosa que ocurrió unas cuadras después.

Volviendo al normal desarrollo de la caminata. Más o menos a la mitad de camino, Roque ya se rendido ante la posibilidad de abrazar un estado de ánimo más del tipo quejoso, comenzaba a preguntarse si alguna vez llegaría a destino o la vida lo estaba sometiendo a una macabra prueba de resistencia, voluntad y determinación. No obstante se negaba a sucumbir a esa terrible imagen de desolación.

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